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miércoles, 7 de diciembre de 2011

"Fundé un nido por amor a los niños"




Amalia Suaña, Profesora
Autor: Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com
Cuando uno conoce a seres maravillosos como Amalia Suaña, recupera la fe en la humanidad. Ella, por el amor que tiene por los niños, su pueblo y su cultura, fundó el nido Sumita Corazón (Bonito Corazón en aymara), donde educa y hasta alimenta- gratuitamente a los infantes de su comunidad. Por esta tarea ha sido reconocida con el premio Integración y Solidaridad de RPP. Sí, Amalia es ‘Sumita’ porque tiene bellos el alma, el corazón y la sonrisa. Aquí, su voz.
Recibiste una educación bilingüe, ¿no es verdad?
Así es. Mis clases en primaria eran en aymara y en español. Ya en el colegio solo fueron en español. Estoy a favor de la educación bilingüe porque si les hablamos solo en español, muchos niños no comprenden todo lo que les decimos. Por eso, para nosotros es muy importante hablar en aymara, para así identificarnos con nuestra cultura. Gracias a que hablo aymara, me siento orgullosa de mi cultura y puedo decir con la frente en alta “soy de los uros”. Si conservamos el idioma, si se lo enseñamos a nuestros niños, nuestra cultura nunca va a desaparecer.
Estudiaste Educación en Juliaca. ¿Por qué volviste a tu isla?
Por el amor que le tengo a mi comunidad. La gente de la ciudad tiene ya la oportunidad de estudiar, lo que no pasa con mi centro poblado. Si nosotros crecemos identificándonos con lo que somos, afianzando el proceso educativo, sé que podremos desarrollarnos.
¿Siempre tuviste claro que ibas a volver a tu pueblo a trabajar?
Así es. Como sabes, si no tienes estudios, la gente no te valora. Por eso me dije: “Voy a estudiar” y, así, título en mano, irme a diferentes instituciones y pedir apoyo para desarrollar a mi centro poblado, que está conformado por más de sesenta pequeñas islas que, juntas, se llaman Tupiri. Vivo en una isla con 20 habitantes: todos somos familia.
Tienes un nido, Sumita Corazón, que está en tu casa…
Siempre tuve en mente este proyecto. Mi familia me decía: “Cuando termines, ponemos en marcha Sumita Corazón”. Así, desde enero de 2009 me dediqué a visitar a los padres de mi centro poblado, isla por isla, para convencerlos de que enviasen a sus hijos a estudiar conmigo. Pero no teníamos un aula, ni mobiliario, ni materiales de trabajo, solo mi casa. Los uros tenemos casas pequeñas. Entonces, me puse a recolectar materiales, a improvisar el mobiliario. A pesar de estas dificultades, empezamos con 27 niños pues nos sobraba optimismo.
Trabajas gratis, los padres no te pagan. ¿Por qué lo haces?
Por amor a mis niños, por el desarrollo de Tupiri. Muchos me dicen: “¿Cómo tienes paciencia para los niños? ¿Por qué trabajas gratis?”. Y hasta me ofrecen trabajo en otros lugares. “No, yo no puedo dejar a mis niños”, les digo. “Pero no te pagan. Has estudiado en vano. ¿Para esto les has hecho gastar a tus padres? ¿Por esto te has sacrificado?”, replican. “Sí, por esto”, les respondo y, al hacerlo, recuerdo a mis niños y sé que he hecho lo correcto. Los quiero, no los puedo dejar.
¿De qué vives?
(Me mira tristemente, como diciéndome “¿acaso no me has entendido?”). Dios provee. Desde que estudiaba siempre oraba porque sabía que Dios no me iba a dejar desamparada. Además, hago artesanía.
Y lo que ganas lo inviertes en Sumita Corazón…
Sí, en materiales y en alimentos para los niños. Mi mamá cocina y almorzamos todos juntos. Y allí les doy otra lección a mis niños: el compartir, aunque sea lo poco que tengan. Y están aprendiendo porque, por ejemplo, si uno trae una manzana; otro, un plátano; otro, un pan, ellos mismos me piden que lo dividamos entre los 17 que hoy somos. Nos toca un poquito, pero todos recibimos por igual y, de paso, aprenden a dividir (risas). Esta es mi principal alegría, algo que no podría pagar ningún sueldo.
Tú misma vas, isla por isla, en tu bote, a recoger a los niños…
Sí. Muchos padres están ocupados; otros no tienen bote. En las islas no te puedes mover si no tienes bote. Por eso recojo a los niños y, mientras vamos por los demás, conversamos, cantamos…
¿Cuánto les ha ayudado la educación a tus niños?
Eso es lo que más me alegra: el sentir que los ayudo a salir adelante, pues cuando se van a la escuela ocupan los primeros puestos. Aquí aprenden a dialogar, a compartir, a amar su tierra y sus costumbres. Los preparo para que saquen adelante a Tupiri; que sean doctores, artistas, pero que regresen y aporten a su comunidad, que se sientan orgullosos de lo que son y digan: “Somos aymaras, estoy orgulloso de ser un uro”.
AUTOFICHA
- Tengo 25 años. Nací en la isla de los Uros, Puno. Estudié en la escuela adventista de los Uros. Allí también estudiaron mis padres. La secundaria la hice en Puno.
- Desde chica ayudaba en mi colegio. Allí nació mi vocación por la docencia. Por eso me fui a Juliaca a estudiar Educación. Hoy tengo mi jardín.
- Desde el 5 de setiembre, Sumita Corazón tiene reconocimiento del Ministerio de Educación. Además, obtuve el premio de RPP. El 2011 ha sido una bendición para mí.




Pd. El resaltado con color rojo, fue puesto por quien publica el post con el propósito de destacar la publicación del Diario PERU 21

Edgardo Muguerza Florián
Director de Educación,Comunicación y Libertad Religiosa
Unión Peruana del Sur
Skype: Edgardo.muguerza
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